Hasta no hace mucho, el concepto de ataque cardíaco estaba limitado a los adultos mayores, y se consideraba algo inusual, mayormente vinculado a la herencia genética, en adultos jóvenes. Sin embargo, este escenario epidemiológico está cambiando. Hoy en día, uno de cada 5 ataques cardíacos ocurren en personas de 40 años o menos.
Las personas que experimentan depresión, ansiedad, estrés e incluso estrés post traumático, durante un largo período de tiempo, pueden desarrollar algunos efectos fisiológicos en el cuerpo, por ejemplo, aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, reducción del flujo sanguíneo al corazón, y niveles elevados de cortisol.
Cómo prevenir un ataque cardíaco joven
Muchos síntomas relacionados con problemas de salud mental son comunes y no siempre se consideran señales de un trastorno o un disparador de enfermedad cardíaca. Solo un profesional médico o de salud conductual puede diagnosticar a alguien.
Aun así, hay estrategias de prevención fundamentales para tener en cuenta. Expertos recomiendan:
- Reconocer las señales y síntomas de los trastornos de salud mental y de la enfermedad cardíaca
- Estar informado sobre qué afecciones aumentan el riesgo de ECV
- Conocer la historia familiar de problemas cardíacos y si existen factores genéticos que puedan elevar el riesgo de padecerlas.
- Hablar con un profesional de salud sobre los tratamientos posibles en caso de afecciones mentales que puedan complicar la salud cardiovascular.
- Mantener un estilo de vida saludable:
Desde el entorno médico, la superposición de los síntomas de las enfermedades cardiovasculares, como palpitaciones, opresión en el pecho y dificultad para respirar que se presentan en personas sanas, incluidas las debidas al estrés, hace que sea muy difícil para los médicos y sus pacientes asignar un papel causal o relacionado con la salud mental.
Esto es especialmente cierto cuando el paciente es una persona joven, lo que muchas veces hace que se descarte naturalmente una serie de afecciones solo por el sesgo de la edad.
Por eso, es esencial establecer un enfoque multidisciplinario y una atención colaborativa e integrada entre profesionales de la salud, como médicos de salud mental, psicólogos, psiquiatras, nutricionistas y especialistas en adicciones, médicos de atención primaria y cardiólogos, para mejorar la salud mental y reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Las intervenciones que mejoran la salud mental también pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades del corazón.
Fuente: PALIG – Compañia de Seguros de Vida.